La caza de la perdiz con reclamo mueve, por ejemplo en Andalucía, cuarenta mil aficionados. Ésta es una de las modalidades de caza más tradicionales de las que se practican en nuestro territorio. El que se ha criado viendo en su casa las jaulas de perdiz es raro que no le haya “picado el gusanillo”. También tiene, como no, aficionados de nuevo cuño que movidos por la curiosidad han acudido a dar un puesto con un amigo y han quedado enganchados irremisiblemente. A pesar de sus muchos detractores, esta modalidad cuenta con muchos admiradores. La perdiz con reclamo es una modalidad de caza que exige la formación de un binomio cazador-reclamo donde se crean lazos de admiración y fidelidad que no tienen nada que envidiar a los equipos que forman algunos cazadores con su perro. Los reclamos de perdiz requieren cuidados todo el año y formar un jaulero donde haya pájaros buenos de distintos “celos” es tarea de años. El buen aficionado siempre contará entre sus pájaros con ejemplares de diferentes edades, fruto de las distintas selecciones llevadas a cabo cada temporada. La media de pájaros seleccionados suele ser de uno de diez o máximo dos. De detractor a practicante. Desde hace años practico esta caza después de haber sido uno de sus más sangrantes detractores. ¡Qué atrevida es la ignorancia! Durante más de media vida he criticado a los practicantes de esta modalidad sin tener el más mínimo conocimiento sobre ella. Hoy puedo afirmar que la caza del reclamo, practicada como mandan los cánones, es una de las más bellas que se practican en nuestro país. Sin olvidar que posiblemente sea una de las modalidades que menos quebranto ocasiona en las poblaciones naturales o sembradas de perdices. Cuando me aficioné a esta caza no lo hice de forma pasiva. Busqué documentación de todo tipo, videos, libros, consejos de aficionados viejos. Me instruí en lo que pude y después de conocer las normas básicas dictadas por los que han heredado afición y conocimientos de sus antepasados, me decidí a incluirme como miembro de pleno derecho en el mundo de los “cuquilleros”. Poco a poco he creado una opinión propia, he aprendido a respetar la afición y a los que la practican respetando la ortodoxia. Y hasta me atrevo a escribir de ello sin sonrojo. Todos los años, cuando empiezo a sacar los pájaros de los pelecheros, a mediados de octubre, empiezo a ponerme nervioso. Me pasa como a mis perdices, tomo contacto con las jaulas y aunque todavía faltan tres meses para empezar a cazar, ya me cosquillea la barriga cuando escucho los primeros reclamos. Como he dicho, es mucho lo que llevo leído sobre esta afición. Sin embargo siempre que voy a ver los nuevos ejemplares que tienen en las distintas granjas, de los que escogeré seis o siete pollos, me noto falto de criterio a la hora de escoger porque todos me gustan. Ésta es la razón de este artículo en el que pretendo que dos grandes aficionados y un criador “se mojen” y nos den una pauta para elegir un buen proyecto de pájaro de reclamo. Es importante señalar que nuestros protagonistas no se conocen entre ellos, y tienen distintos cazaderos y edad. Y sin embargo, coinciden en muchos aspectos. Vamos a pedirles a cada uno de ellos que elijan entre una imaginaria exposición de cien pájaros qué cualidades físicas y virtudes del comportamiento llamarían su atención a la hora de seleccionar el “pollo ideal”.
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