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viernes, 7 de mayo de 2010

¿Cabras montesas al borde del mar?


El representante de la organización ecologista Anse en el Consejo Asesor de Caza, Pedro García, pidió ayer a la Comunidad Autónoma que ponga en marcha un proyecto que evalúe la viabilidad para establecer una población de cabra montés -o hispánica- en las montañas comprendidas entre Cartagena y Mazarrón, y otras sierras próximas al litoral, y en las que puedan existir citas históricas de presencia de esta especie.
La introducción de la cabra en estas montañas solo debería realizarse «si se considera que no existirán daños significativos a la flora protegida y amenazada, y con un adecuado control (también aprovechamiento cinegético) futuro sobre estos ungulados, que incluya la indemnización de daños a propietarios de cultivos si fuera necesario», explica Pedro García en un comunicado de prensa. Aunque las montañas situadas entre Cartagena y Mazarrón cuentan con más de 3.000 hectáreas de suelo público, en manos de ayuntamientos, Comunidad Autónoma y Estado, siguen siendo mayoritariamente propiedad privada, «por lo que es necesaria una información adecuada de los habitantes de la zona para garantizar la conservación y correcto manejo de la especie», añade.
Anse ya denunció hace años la suelta ilegal en el entorno de Cabo Tiñoso de un grupo de muflones de Córcega, cuya población ha aumentado hasta más de una docena de ejemplares. Los técnicos de la Dirección General de Patrimonio Natural y Biodiversidad reconocieron en la reunión de ayer que hasta el momento no han conseguido capturar a estos animales, asegura Pedro García.
En Andalucía sí
La cabra montés habita ya otros lugares de la costa mediterránea española donde había desaparecido en las últimas décadas, como ocurre con algunas montañas costeras de Almería, Málaga y Granada, entre las que destacan los acantilados de Maro-Cerro Gordo.
El representante de Anse en el Consejo Asesor de Caza puso también sobre la mesa «la escasa gestión del jabalí en las montañas litorales, donde había desaparecido hace cientos de años, y tras una colonización natural está proliferando en exceso ante la falta de predadores naturales y escasa eficacia de los métodos y esfuerzo de caza». En este sentido, Anse ha vuelto a reiterar a la Comunidad Autónoma que realice una adecuada evaluación de las poblaciones de jabalíes en los espacios protegidos del litoral de la Región de Murcia, especialmente en aquellos donde no está permitida la caza y no existen predadores naturales de la especie, como ocurre con el Parque Regional de Calblanque, Monte de Las Cenizas y Peña del Águila, con el fin de buscar soluciones a la elevada presión de estos animales sobre otras especies de fauna y la vegetación autóctona. «Entre la extinción y la proliferación excesiva hay mucho margen para el manejo y aprovechamiento del jabalí», opina Anse en su comunicado.
Anse ha pedido, por otra parte, que se revise la catalogación como especies de caza de aves como la corneja o la grajilla, casi desaparecida de las montañas costeras la primera y fácilmente confundible con otra especie protegida -la chova piquirroja- la segunda, y que no tienen interés cinegético ni se ha comprobado que produzcan daños graves sobre otras especies animales ni sobre la agricultura.

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