Hace algunos días que el canto de la codorniz ya se escucha en los campos de León, tanto en los páramos y riberas como en los secanos de la Tierra de Campos. Incluso algunos aficionados a los paseos matutinos por el campo se han sorprendido con la arrancada veloz y ruidosa de la pequeña gallinácea en el borde del camino.
Los días húmedos y templados, con ausencia de heladas, que se vienen sucediendo en el mes de abril parece que la han empujado hacia el norte y su clásico cas-ca-la ya se siente entre los trigos y barbechos. Por cierto, que el cereal presenta un aspecto magnífico gracias a las últimas lluvias, salvo en las zonas remanadas. Incluso los trigos y cebadas de sementera, los que se sembraron en octubre, parecen a punto de comenzar a espigar. Bastará un poco de agua de mayo, siempre necesaria, para garantizar una buena cosecha. Si el cereal crece alto y grana bien la codorniz se verá beneficiada, ya que la abundancia de paja permitirá a las máquinas cosechar alto y quedará suficiente rastrojo para garantizar la protección de aves y polluelos. Además permanecerán en las zonas cerealistas y no emigrarán hacia tierras más frescas.
En la estepa cerealista la codorniz hace felices a los cazadores en la media veda. Las palomas torcaces se cazan especialmente en zonas de media montaña mientras que las tortolillas, antaño muy abundantes, no se podrán cazar hasta mediada la temporada. Esta pequeña gallinácea entra en primavera procedente del continente africano. Primero lo hacen los machos que buscan un territorio adecuado para la cría y, posteriormente, entran las hembras que son reclamadas de forma insistente con el peculiar canto, lo que está sucediendo ahora mismo. Es una especie muy prolífica, pues si las condiciones son favorables puede sacar polladas de diez a quince polluelos. A base de grano e insectos alcanzan un desarrollo espectacular pues en unas pocas semanas están en disposición de emigrar. Su principal defensa es el mimetismo que consiguen con el medio.
Únicamente si se encuentran muy forzadas levantarán el vuelo para huir, prefiriendo apeonar y ocultarse. Es por ello que tan solo con el concurso de un perro de muestra de fino olfato conseguiremos una buena percha. El trabajo del perro es quizá la parte mas vistosa y emocionante en este tipo de caza, que cuenta con muchos entusiastas en el panorama cinegético.
El hecho de que entren pronto codornices es garantía de una buena temporada. Es cierto que las circunstancia s climatológicas y de la cosecha pueden hacer que se pierdan muchas polladas o que éstas queden notablemente reducidas
23/04/2010 | Diario de León | Pedro Vizcay
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