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FIN DEL VERANO

FIN DEL VERANO
COMIENZA LA AVENTURA

viernes, 22 de enero de 2010

LOS BANDERA NO SON CUESTION DE SUERTE


Los pájaros de perdiz aprenden como los perros de muestra, esto es, con piezas que ofrecen cierta dificultad y que exigen unas cuantas horas de campo. Para el reclamo, lo importante es ponérselo difícil para que aprenda y saque de sus adentros esos recursos sonoros que algunos ejemplares tienen, y que a la postre son los que les dan categoría.

Sin embargo, si no estamos dispuestos a sacrificar en el descarte un número de pájaros por una cierta calidad del lance, tendremos un jaulero cargado de pájaros con mucha voluntad en el primer año, pero si no estamos por la labor de hacer las cosas bien al pájaro, (esto es, tirarle adecuadamente y dejarlo con un buen sabor de boca, dando por terminado el puesto cuando le hemos matado un número justo de perdices) nos costará tener buenos 'tenores'.

El equilibrio entre cantidad y calidad
Un jaulero equilibrado es aquél que goza de seguridad: por un lado, con un par de pájaros seguros, esos que sabemos que responden casi siempre; de otros nuevos que apuntan maneras; y algunos que despuntaron en la pasada temporada y que tienen que ser confirmados en la presente.

La prueba de fuego para estos ejemplares la tendremos cuando veamos lo que es capaz de dar con una hembra a la que se le ha quitado su pareja unos minutos antes. El trabajo del reclamo lo observaremos con la pasión de aficionado, pero siendo fríos a la hora de valorar la estrategia que es capaz de desarrollar nuestro enjaulado con el fin de conseguir atraer a la hembra hasta el sitio.

Aunque no lo consiga en esa ocasión, estaremos muy atentos a la faena, observando y si podemos anotando lo acaecido, teniendo presente que los alambrazos que a veces pegan algunos pájaros son un síntoma también de que al reclamo le falta algo de celo, y es aquí donde me gustaría incidir un poco.

No descartemos a la primera de cambio
Se tiene la costumbre demasiada repetida, en especial con pájaros con pocos tiros que se mueven en exceso, de despreciarlos pensando que no sirven, y eso es incurrir en un grave error, ya que a menudo el mismo pájaro, una semana más tarde, parece otro en su forma de comportarse. No olvidemos que un reclamo que lleve más de cincuenta puestos en su vida y atesore el mismo número de pájaros muertos, tendrá un concepto de saber estar en la jaula y en el campo que la veteranía le ha dado, y éste no es el caso de los pájaros a los que nos referíamos líneas antes.

Las vivencias en el campo le dejan a nuestro macho unos registros que pone en marcha nada más entender lo que significa el recortado de sus alas y cola y su posterior introducción en la “ovalada”. Una vez que tiene asimilada esa enseñanza, tendrá claro a qué va al campo y que no debe esperar a que el campo cante, sino que ha de ser él quien busque una y otra vez con sus cantos de cañón la respuesta de las camperas que corretean por la zona.
EXTRAIDO DE WWW.ELCOTODECAZA.COM

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